Historia



UNA HISTORIA DE CAMINOS


Durante el final de la época colonial, la llamada provincia de Antioquia era uno de los territorios más alejados del Virreinato del Nuevo Reino de Granada, a diferencia de lo que pasaba en las localidades como Santa Fé o Popayán; Antioquia no había desarrollado una red de ciudades que brindaran un control efectivo para su explotación económica. Solo la minería en el Valle de los Osos   y algunas zonas del occidente, además de la ganadería en el Valle de Aburra eran las actividades productivas que brindaban alguna posibilidad de enriquecimiento. A raíz de este aislamiento geográfico, el desarrollo y mantenimiento de los caminos se constituía en una obligación permanente para los cabildos de las villas y ciudades de la región.
Los caminos que conectaban a esta provincia con el río grande de la Magdalena, y los que conducían al sur, a la gobernación de Popayán, eran los más importantes. Las diversas localidades tenían una red de caminos que conectaban el norte minero con el occidente tabacalero y el centro ganadero. Desde la época de la conquista la ruta del occidente, específicamente hacia la ciudad de Santa Fé de Antioquia, fue la principal vía de comunicación del centro político con el resto de la región.
A finales del siglo XVll, por el declive de la producción minera en el occidente, el actual Valle de Aburra gano importancia como centro productivo y poblacional. Estos cambios iniciaron un periodo en el cual las diversas redes de transporte y movilidad adquirieron importancia, empezándose a configurar en el siglo XVlll una economía regional.
El creciente comercio entre las dos regiones nombradas aumento el tránsito y la utilización del camino de Occidente. Las vías que comunicaban el Cañón del Cauca con otros sectores de la Provincia se desarrollaron desde finales del periodo colonial, para el siglo XlX configurar una precaria pero funcional red que comunico a las villas y pueblos creados posteriormente a la visita de Juan Antonio Mon y Velarde.
Gran parte de la élite de Santa Fé de Antioquia se trasladó a Medellín promediando el siglo XVlll y principios del siglo XlX aumentado así el flujo de mercancías y personas por el viejo camino de occidente. Como ya se referenció el nacimiento de una economía regional sumado al incremento demográfico forzó el poblamiento de espacios, antes vacíos, entre las centralidades.
Fue así como la ruta hacia occidente ganó importancia como conexión y vía de tránsito entre la económicamente prospera Medellín y la zona de occidente encabezada por la ciudad de Antioquia y durante la primera mitad del siglo XlX el nuevo auge colonizador empezó a abrir frontera agrícola y comercial hacia Urabá y el Pacifico.
Durante el siglo XlX se produjeron cambios que influyeron en las formas de poblamiento, se incrementaron los caminos entre las diversas regiones y los sectores productivos paulatinamente se especializaron, estableciendo economías locales basadas en productos de exportación, como ocurrió con el tabaco en Santa Fé de Antioquia.


El escarpado relieve de la vertiente occidental de la cordillera central, había sido asentamiento de la población remanente de los flujos migratorios que desde la conquista se ubicaron en sentido oriente-occidente, es así como ya para la primera mitad del siglo XlX se puede rastrear la existencia de un poblado llamado SAN SEBASTIAN, lugar que venía formándose décadas atrás como confluencia de caminos y sitio de descanso para recuas y arrieros usuarios de la precaria red descrita anteriormente.
San Sebastián jugo un papel importante en las rutas de comunicación para los siglos XVlll y XlX. Sus habitantes habían migrado de Sopetrán y San Jerónimo buscando tierras cultivables, pero históricamente ligados a las redes de comunicación.
En este tiempo el principal cruce estaba en la ruta que venia del Valle de Aburra hacia el Cañón de Cauca y viceversa; paralelamente se creaban y fortalecían caminos para acceder a los lugares que servían como centros de abastecimiento; ese fue el caso de Comunidad, hoy conocido como Ebejico, donde se proveyó a otras regiones de ganado y sal. De comunidad se pasaba a sitios como jagua y el camino del Limonar. El trayecto hacia el Valle de Aburra implicaba pasar por el Alto de Boquerón, San Sebastián y Miserengo.
Durante el siglo XlX, los y las habitantes de la jurisdicción de San Sebastián se encargaron de mantener los caminos para facilitar el comercio; en torno a ellos se asentaron núcleos familiares que aprovecharon esta situación para integrarse a la naciente economía regional; muchas de estas personas fueron los constructores de la red que favorecía la migración hacia el occidente antioqueño.
Los caminos que recorrían el territorio de hoy San Sebastián, Culata (San Cristóbal) y Comunidad (Ebejico) fueron integrados por estas vías formando una región con características sociales, culturales y económicas similares en el sector occidental de la cordillera Central.
El desarrollo  de San Sebastián durante la segunda mitad del siglo XlX y las primeras décadas del XX tuvo como epicentro los territorios de la actual vereda La Aldea, esta situación se debió a su posición geográfica, la cual resultó estratégica para el creciente  circuito comercial, esencialmente en la ruta Medellín Ebejico- Santa Fé de Antioquia; para principios del siglo XX este circuito incluyo todas las zonas de la colonización abiertas en Occidente medio, en especial la margen derecha del Río Cauca.
En la Aldea se vivió un intenso tránsito de arrieros y comerciantes que iban y venían del Occidente cercano hacia el Valle de Aburrá con toda clase de mercancías y productos agrícolas. Como todo lugar de paso en las épocas de arriería, allí se construyeron hoteles, comercios, tabernas, iglesia y cárcel. Para esta época esta localidad fue la centralidad de la jurisdicción de San Sebastián considerada ya zona rural de Medellín a principios del siglo XX.



Los caminos del Corregimiento son las huellas que evidencian una historia de encuentros y desencuentros, progreso y destrucción, delimitación y fragmentación, son como un papel sobre el cual otros escriben, borran y vuelven a escribir según las conveniencias de cada tiempo y los intereses que hacen que los habitantes testigos de excepción de un devenir hecho más por golpes de ingenio autoritarios, que por planes de desarrollo consensuados.

Un Pueblo en el Camino
Memoria Cultural de San Sebastián de Palmitas
Sandra López


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